El compromiso del que no se habla

La evaluación es constitutiva de la educación. Está presente siempre. Sin embargo, el interés incansable de las corporaciones económicas de hacer del campo educativo un negocio logró instalar en la opinión pública que escuelas, alumnos y docentes deben ser pasados por una misma prueba. La sospecha de la que se parte es siempre igual: "Andan mal y si los sometemos a examen les podremos decir cómo salir adelante".

La evaluación es constitutiva de la educación. Está presente siempre. Sin embargo, el interés incansable de las corporaciones económicas de hacer del campo educativo un negocio logró instalar en la opinión pública que escuelas, alumnos y docentes deben ser pasados por una misma prueba. La sospecha de la que se parte es siempre igual: "Andan mal y si los sometemos a examen les podremos decir cómo salir adelante".

Un discurso que desde que asumió Macri cobró especial entusiasmo. El encargado de repetirlo todas las veces que puede es su ministro de Educación, Esteban Bullrich, y sus voceros de ocasión. Parten de un diagnóstico harto repetido en el que se exponen dificultades del sistema bien conocidas, pero nunca dicen a viva voz qué piensan hacer ni cómo corregirlas.

En todo caso se disfrazan en campañas absurdas como la de esta semana que pasó, cuando se firmó un "Compromiso por la educación", en una verdadera puesta en escena para las fotos y las cámaras. ¿Acaso no hay leyes vigentes que más que comprometer obligan a garantizar el derecho de todos a educarse?

Hay otra realidad que sostienen las educadoras a diario. Un buen ejemplo es este que darán mañana más de cinco mil docentes rindiendo una prueba para ascender en su carrera. Silenciosamente, desde hace más de dos años se preparan, estudian, comparten bibliografía y piensan en cómo hacerles frente a los nuevos desafíos que no piden permiso para meterse en las aulas. Todavía retengo la imagen de más de dos mil educadoras, en una mañana de sábado en pleno diciembre rosarino, aprendiendo en una jornada de capacitación convocada por Amsafé provincial. A lo que podrían sumarse los encuentros virtuales que han tenido en la formación oficial ofrecida.

Más de 5.200 docentes que aspiran a ser directores de escuela rendirán mañana una exigente evaluación. Son 1.700 las vacantes disponibles en toda la provincia, aunque estiman que para 2018 cuando tomen posesión de los cargos alcancen a las dos mil.

Hace más de diez años que no se llama a un concurso de ascenso para cargos de dirección y vicedirección para los niveles inicial y primario (el último fue en 2004 y quienes aprobaron asumieron en 2006). Esta vez también alcanza a las modalidades de especial, adultos, contextos de encierro, centros de educación física, talleres de educación manual, centros de estimulación temprana y las escuelas hospitalarias.

No siempre esto es conocido, difundido, los docentes no lo piden sencillamente porque prepararse, estudiar y evaluar es una tarea que asumen naturalmente a diario. Un compromiso del que no se habla, del que quienes quieren hacer de la educación un negocio buscan siempre esconder.



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Texto e imagenes, La Capital

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