Lifschitz, hay que decir como


A contrapelo del país y de una provincia que requiere soluciones inmediatas, las sesiones ordinarias de la legislatura santafesina empiezan el 1º de mayo. En esta oportunidad, la número 134, el discurso de Lifschitz  introdujo, el más controversial de todos los tópicos que abordó: la seguridad pública, además de anunciar planes de infraestructura para lo que denomina Plan del Norte o fondos para municipios y comunas en emergencia o millones para la EPE en obras y equipamientos. Nos anticipamos y dimos en éste post nuestra opinión.

Otra cuestión escabrosa fue el sempiterno pedido para reformar la Constitución de la provincia (que sirvió para que sus pares socialistas pongan el grito en el cielo). Si en el primero de los temas algunos creyeron entender la única autocrítica del discurso, una admisión de fracaso a lo largo de ocho años de gestión socialista, o hasta un conmovedor y probablemente plausible sinceramiento de un mandatario sobrepasado por los hechos, en el segundo, Lifschitz desplegó toda la seducción que le resultó posible en uno de los discursos más despojados que haya formulado un gobernador en los últimos años.

La crisis hídrica y su secuela de calamidades no sólo absorbió todo el comienzo de la lectura sino que dio por tierra con cualquier pretensión literaria de los redactores: el agua, podría decirse, brotó de los renglones mismos y dejó al desnudo que hará falta mucho dinero para enfrentar la reconstrucción de los daños. Y el saldo será más deuda pública. Tanto que el gobernador no se animó a calcular todavía cuánta deuda más tomará la provincia en los próximos días y meses, porque no piensa esperar la respuesta de la Nación. Dio a entender, en una velada crítica, que esa ayuda no llega (la expresión en el rostro de José Corral, virtual vicario de Macri en Santa Fe fue de explícito fastidio)

El diagnóstico es por todos conocidos y entiendo la administración provincial deber ponerse al frente de manera inequívoca con más fuerza y con mayor contundencia en sus medidas porque dadas las circunstancias eso es excluyente. Sino todo lo demás es impensable, nuestro territorio y nuestra producción están devastados y nada se puede construir o proyectar sobre esta base demolida, por eso era importante escuchar un plan concreto y detallado de reconstrucción, para una provincia que tiene que salir, nada más ni nada menos, que de una verdadera catástrofe.

Y se me ocurre no es casual, porque si repasamos el discurso en su totalidad en cada uno de los puntos, educación, salud, seguridad, transformación política, desarrollo económico, medio ambiente, etc., etc. y así en cada uno de los ítems faltan medidas concretas, falta siempre el cómo, siempre queda pendiente el cómo hacer que este listado de buenas intenciones se transformen seriamente en políticas concretas que desde la administración provincial le logren cambiar la vida a los santafesinos. Los santafesinos que siguieron el discurso atentamente merecían enterarse cómo.

Quiero detenerme en el tratamiento que dió al tema educación desde el punto de vista presupuestario, porque Lifschitz ha dicho: “Le hemos asignado en el presupuesto 2016, 23.436 millones de pesos para poder afrontar todos los gastos del sistema educativo. Estamos hablando del 32,25% del presupuesto de la administración central de la provincia, una de las provincias que más invierte proporcionalmente en educación, para este año, con una inversión estimada de 530 millones de pesos, vamos poner en condiciones la totalidad de esos edificios en un número aproximado de 3.200 a lo largo y a lo ancho de la provincia”.  Debería aclarar que el presupuesto solo contempla $ 22.888 millones para el pago de sueldos, $ 222 millones para la atención de comedores escolares y copa de leche y $ 325 millones para el pago de bienes de consumo y servicios no personales. El presupuesto tal como fue aprobado, plantea $ 0 para las obras de infraestructura que la provincia necesita. No es bueno, aplicar la seducción que dijimos, para decir nada.

Es que este discurso, que no muestra acción, que no desagrega el cómo se encararan cada uno de los pendientes, no es el lanzamiento, ni el inicio, ni mucho menos la puesta en marcha de una concepción política, muy por el contrario es el último de una larga lista que completa y complementa discursos anteriores como los de Binner o Bonfatti, porque Lifschitz hoy, es el máximo representante de una alianza que viene gobernando nuestra provincia desde 2007, numerosos años ya.

Así este listado de buenas intenciones, que no explica el cómo, que no exhibe detalles de trabajo, listando cada vez más pendientes, se vuelve inadmisible y es lógico entonces que el santafesino no crea.


Fuentes: La Capital de Rosario - Prensa Senador Pirola

Comentarios