La capacidad del INDEC y los incapaces


Por Norberto Itzcovich
Director técnico del INDEC

En un artículo publicado en el diario La Nación el 23 de marzo de 2010 con pretendido y desubicado tono irónico, el señor Víctor Beker realiza una infundada y falaz crítica del censo experimental desarrollado por el INDEC en el partido de Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, en noviembre pasado. Nuestra respuesta debe enfocarse desde dos aspectos.

En lo referido a los aspectos técnicos, el INDEC ha sido totalmente transparente y eficiente al publicar rápidamente las conclusiones obtenidas en el censo experimental, desmintiendo en los hechos las interesadas críticas de oscurantismo. No obstante, en esta oportunidad parece haber habido un súbito interés de algunos supuestos expertos en los resultados censales, ignorando que –como cualquier persona que tiene experiencia en este tipo de operativos conoce– lo importante en un censo experimental es probar toda la metodología que se utilizará en el censo definitivo, no los resultados estadísticos que se puedan obtener. Sin perjuicio de ello, se publicaron también los resultados sobre cantidad de población censada.

Respecto de estos últimos, confundir estimaciones de valores desconocidos con meros “dibujos” es ignorar la existencia propia de la estadística. Toda una rama de esa disciplina se dedica al desarrollo de métodos de estimación que conforman el corazón de la ciencia estadística. En el caso puntual de la estimación de la población de Chivilcoy se ha descripto con detalle la metodología utilizada, la que está en línea con las utilizadas habitualmente en este tipo de situaciones.

El censo experimental permitió probar efectivamente todas las metodologías que se aplicarán en el censo, incluyendo el proceso de captura de la información censal, lo que se hace por primera vez en la historia de los censos de población en al Argentina, siguiendo estrictamente las recomendaciones internacionales.

El informe del censo experimental entregado al Consejo Superior del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, disponible en la página web del INDEC, señala claramente las razones de la omisión registrada en el conteo de personas. Según las recomendaciones internacionales, un censo experimental debe realizarse en las condiciones más parecidas posibles a las que se encontrarán durante el relevamiento definitivo. Sin embargo, éstas nunca pueden replicarse completamente.

El censo experimental se realizó un sábado, mientras que el Censo 2010 se realizará el miércoles 27 de octubre, día declarado feriado nacional. Esta circunstancia tiene una enorme implicancia en la estrategia censal que aplica la Argentina (censo de hecho), que hace necesario que la población permanezca en su domicilio hasta que pase el censista ya que el relevamiento completo se realiza en un solo día. En consecuencia, cabe aclarar una vez más que los únicos datos oficiales relativos a un censo de población son los derivados del operativo censal definitivo, que difunde el instituto estadístico con posterioridad al relevamiento en la totalidad de las jurisdicciones censales.

Afirmar que por tener omisión de personas, los resultados del censo experimental denotan falencias en el operativo sólo demuestra ignorancia o mala fe. Prueba de ello es que el total de viviendas obtenido en el censo experimental está en consonancia con los valores esperados, lo que demuestra el éxito del operativo en lo relativo al recorrido del terreno y la identificación de las viviendas.

Las conclusiones que pueden derivarse de este operativo muestran un censo de población impecablemente organizado. Resulta llamativa la inusitada atención que se le presta a los detalles metodológicos del Censo 2010, por parte de muchos supuestos investigadores y expertos que mantuvieron un inexplicable silencio –cuando no altas responsabilidades– ante las aberraciones cometidas en el Censo 2001.

En honor a la verdad, no puedo concluir este artículo sin contextualizar las críticas que injustificadamente recibe el INDEC. Quien en la nota mencionada acusa de mentir y dibujar ya no sólo al INDEC –y sus 1.500 trabajadores– sino también a los más de 1.000 docentes que formaron parte del censo experimental se hace llamar ex director del INDEC, cuando sólo ocupó un cargo de director nacional (nunca fue director del instituto). Todo su ignoto paso por el INDEC se reduce a aproximadamente dos años y medio, antes de acogerse al retiro voluntario por el que cobró una suma equivalente a veinticinco sueldos.

Poco después volvió a trabajar como “experto” en la Secretaría de Agricultura, violando cuanto menos, cualquier norma ética al respecto. Si se lee bien el artículo de Beker, es evidente que el interés y las preocupaciones de este personaje, como el de muchos otros, no se refieren a los aspectos metodológicos sino a los presupuestarios del próximo Censo 2010. Dicho presupuesto puede resultar muy tentador para estos sujetos.

En el INDEC tenemos muy claro que el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010 es un operativo de la mayor trascendencia tanto para los gobiernos nacional, provinciales y municipales, como para la totalidad de la población. Demasiado importante para dejarlo en manos de improvisados e ignorantes.

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