Muchacho, es hora de decidir

Asusta la falta de conocimiento de Binner respecto de las economías regionales en su propia provincia. En todo caso, asusta también el desconocimiento de su cuerpo de asesores y de aquellos que formularon las propuestas o bases de su gestión volcadas al programa del Frente Progresista.

Dice en el programa, página 46, que en Santa Fe, producciones agrícolas tradicionales como algodón y caña de azúcar desaparecieron porque el uso del suelo se volcó para la soja. A fuerza de ser sinceros, creo que sabe que en el norte de la provincia se realizan los dos cultivos, el de caña de azúcar conocido hace poco por un conflicto obrero-patronal que duró unos cuantos meses (con corte de Ruta Nacional 11 y todo). En el país son 23 los ingenios azucareros, 15 en Tucumán, 3 en Jujuy, 2 en Salta, 2 en Santa Fe y 1 en Misiones.

El propósito de este post es lograr que nos demos cuenta como son necesarias las decisiones de gobierno que marquen las pautas que todo empresario requiere para volcar sus inversiones; los industriales azucareros de Santa Fe deben decidir si la producción estará orientada a producir azúcar, blanca o crudo ó producir mieles para poder destilarla.

Y este es el punto donde quiero llegar. En el 2010 la mezcla de alcohol con naftas es obligatoria. Y si es cierto que la proclama de su gobierno es apoyar a las producciones regionales, es hora que le de señales claras a los inversores para saber qué es lo que más conviene: azúcar o alcohol.

Veamos un poco algunos parámetros: el 40% del azúcar destinado al mercado interno se consume domésticamente, mientras que el otro 60% es utilizado como insumo para la industria. La elaboración de bebidas gaseosas demanda importante volúmenes de azúcar, al igual que las golosinas, la repostería, los helados, las mermeladas, los lácteos y las frutas en conserva.

El consumo por habitante en Argentina es de 39,3 Kg/año. La provincia de Santa Fe tiene bajo cultivo 8.200 hectáreas con caña de azúcar las que pueden entregar algo más de 24.000 toneladas de azúcar cristalizada, con ellas se puede absorber el 20% de la demanda total santafesina.

Miremos ahora por el lado de la producción de alcohol. Es cierto que falta infraestructura productiva en el norte de Santa Fe (1 destilería de alcohol), pero para lograr las inversiones es necesario determinar que se quiere hacer. Según datos de la Secretaría de Energía de la Nación, el país consume 5.258.573 m3 y todas las provincias del litoral 894.797 m3, destacándose Santa Fe con el 49,5% de este total: 443.024 m3

Ahora bien, por cada tonelada de caña se extraen 65 litros de alcohol (ó etanol), de modo que si consideramos que la Ley de bio combustibles obliga a mezclar el 5%, para cubrir la zona litoral se necesitan 44.740 m3 y 22.151 m3 para cubrir la demanda de Santa Fe. Ello significará elevar la superficie afectada al cultivo de 8.200 hectáreas a 23.800 en un escenario de 7 u 8 años. Pero debe proyectarse y planificarse. Hoy con un escenario crudo y difícil por defecto hídrico, se puede absorver el 72% de la demanda de alcohol de la provincia.

Entonces, los inversores, esperan claras señales de conocer cuál será la estrategia como le gusta decir a Binner o el apoyo a la cadena de valor como prefiere expresarse Bertero. Si el gobierno decide apoyar esta producción (la de etanol, vía caña) para que la provincia consuma lo que produce, estará dando claras indicios que pretende despegar en serio con las economías regionales. Porque, ante la mayor demanda, los productores decidirán con alguna idea de precios (sostén o de referencia), volcar la siembra hacia la caña de azúcar, permitiendo que crezca la superficie para tener una mayor producción y sobre todo para que contenga a los obreros del surco y a los operarios permanentes de la cadena productiva, en total unas 500 familias.

La pretensión es refutar la visión que únicamente podemos hacer alcohol con destilado de maíz como plantea Binner. Esa es la política que él dice que hay que aplicar, veamos el plan de gobierno:

Binner tendrá la oportunidad de predicar con el ejemplo, porque como dijo el general, mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar y sobre todo saber escuchar al campo.

Nos vemos.