CONTROL ESTATAL DE EXPORTACIONES O MERCADO LIBRE

La convertibilidad ha dejado de existir hace ya 7 años casi. Pero sus consecuencias son como la maldición bíblica que se trasmite hasta la séptima generación. En otros artículos que he publicado expresé que una de las mayores consecuencias del plan de convertibilidad fue y sigue siendo la enorme concentración de capitales y consecuentemente, una formidable concentración en la capacidad de producción de bienes. Pero además por si esto fuera poco, el liberalismo de la mano de Menem tuvo viento de cola (famoso decreto de la desregulación total de la economía). Ha desaparecido todo, empresas del estado, ferrocarriles, aviones, barcos; nos quedaron los esqueletos de la Junta Nacional de Granos, nos queda el recuerdo de la Junta Nacional de Carnes. Y también no quedaron los pequeños productores resistentes a dar sus tierras en arrendamiento, con el afán de sobrevivir. Sus economías de escala no les alcanza para rotar el año. Con tan poca cantidad de tierra no pueden hacer milagros. Aquí, en la zona cañera santafesina como en cualquier región del país, muchos se convirtieron en mano de obra calificada sirviendo a quienes les arrendaron sus tierras. Según el censo agropecuario 2002 existe un universo de 297.425 productores, de los cuales137.421 tienen una escala de explotación hasta 50 hectáreas, ello equivale al 46,2%. Se verá en el cuadro que sigue que 6.160 propietarios (familias, empresas o empresas-familias) son dueñas del 49.7% de la superficie cultivable y productiva del país; que 936 terratenientes poseen 35.514.000 hectáreas, por el contrario (y en el otro rincón) aquellos 137 mil productores solo poseen 2.288.581 hectáreas.

Este es el escenario de hoy. El escenario de la pelea por las retenciones. El título sería RETENCIONES, CONTROL ESTATAL DE EXPORTACIONES O REINO DEL MERCADO. La actitud de los señores dueños de la tierra de la Argentina no deja de sorprender por su reiterada e añeja audacia en la defensa de sus bolsillos, con una hipocresía digna de los mejores mentirosos de la historia.


El aumento gradual de las retenciones y en particular las correspondientes a la soja ha disparado a la "lucha" a la sempiterna anti solidaria oligarquía terrateniente nacida en nuestro país. La acompaña una vez más la desorientada Federación Agraria Argentina, que hace años no se atreve a separase de los grandes y hacer un planteo digno de reclamo de tierras, de límites a la extensión de los latifundios, de cese y recuperación de las enormes cantidades de tierras extranjerizadas y de cambio general de la política agropecuaria.


Durante el largo ciclo de la convertibilidad y de la expansión de la sojización, la FAA miró para otro lado, dejando hacer al mercado y al modelo neoliberal que se cargó casi 300 mil productores pequeños y medianos, la mayoría afiliados a ella.

Hace apenas poco tiempo se atrevió a cuestionar los lineamientos de la Argentina sojera organizada por Henry Kissinger, el grupo Perriaux, la Sociedad Rural Argentina, AAPRESID, Cargill, Monsanto, Dreyfus, la FAUBA, Clarín Rural, Urquía (commendatore de Aceitera General Deheza) y demás mentores de la recolonización nacional. De tal manera, el tránsito de la Argentina industrial tecnológica y científica existente entre 1945 a 1989, a la Argentina factoría agro-exportadora actual, contó -luego de la Marcha Federal de 1994- con la mirada complaciente de la FAA. Esta política permitió la devastación de los pequeños y medianos productores y el tránsito de una producción centrada en el desarrollo de alimentos en gran cantidad y de gran calidad, hacia un "campo" que produce forraje barato –"pasto soja"- para vender a China, India y la Unión Europea subsidiando de tal forma la industrialización de estos países a costa de nuestra industrialización, nuestra producción lechera, ganadera, porcina, frutal, hortícola, ovina y regional.

Se repite el modelo de siempre en el campo, donde la SRA -la vieja oligarquía terrateniente- se opone a cualquier control por parte del Estado de su tasa de ganancia lograda a costa del esfuerzo de toda la nación y en particular, mediante el monopolio absoluto de la renta agraria por su dominio total sobre las tierras existentes en la nación.

En 1966 había más de 600.000 productores agropecuarios, hoy sólo restan 300.000, de tal forma la oligarquía terrateniente recuperó con creces las tierras que Perón había obligado a venderles a los chacareros arrendatarios a través del 1º y 2º Plan Quinquenal. En lugar de enfrentar a la S.R.A. y CARBAP, denunciando la concentración y brutal extranjerización de la tierra, unidas a la destrucción de un modelo soberano de producción de alimentos y su reemplazo por un modelo factoría productor de forrajes baratos para la exportación, la Federación Agraria Argentina se une a los terratenientes y multinacionales productoras de granos que se adueñan hoy de la renta agraria en lucha contra las retenciones. Renta con la que, conviene recordar, junto a la petrolera, el peronismo industrializó la nación entre 1945 y 1955.


Por supuesto que las retenciones son sólo una medida frente a la necesidad de articular un Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario, que debe obligatoriamente incluir la restitución de las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes, la nacionalización del comercio exterior en ambos rubros, políticas que permitan el acceso democrático, barato y con créditos de largo aliento a la tierra para volver a tener cientos de miles de productores, repoblar el país y reconstruir la soberanía alimentaria y las economías regionales. También deben estar acompañadas de subsidios, políticas de reforestación de la superficie devastada por la sojización, de políticas de saneamiento de áreas infectadas por millones de litros de agrotóxicos y transgénicos, y de devolución de las cientos de miles de hectáreas robadas a los pueblos originarios en las últimas décadas.

La correcta política de retenciones graduales –primera medida seria tomada contra la sojización-, se debe acompañar también de créditos y subsidios amplios para las actividades afectadas por el monocultivo sojero, tales como la lechería, la ganadería, la horticultura, la fruticultura, la forestación y demás actividades afectadas. Pero sin duda alguna –pese a los gritos exasperados del lobby de Monsanto y Cargill, es una mejora neta respecto de la política seguida hasta ahora y por supuesto mucho mejor, que 'dejar todo al sector privado' como proponen los dueños de la tierra, desde siempre, apoyados por Macri, Carrió, López Murphy, el menemismo y el cavallismo.

EXTENSION

EN HAS.

TOTAL DE

EMPRESAS

TOTAL DE

HECTAREAS

Hasta 5 a 100

100.1 a 1.000

1.000,1 a 5.000

5.000,1 a 7.500

7.500,1 a 10.000

10.000,1 a 20.000

Más de 20.000

172.122

96.266

22.877

2.088

1.285

1.851

936

2.323.462

33.525.185

49.014.905

12.962.493

11.546.633

27.296.370

35.514.388

TOTAL

297.425

172.183.436

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