LA CRISIS DEL JUSTICIALISMO

Las recientes elecciones de Córdoba y Santa Fe, importantes distritos del país, muestran la continuidad de la crisis de la política tradicional y en particular del justicialismo. Durante 24 años el peronismo dominó a la provincia de Santa Fe; y algunas de sus localidades de su interior eran bastiones peronistas inexpugnables. Estas elecciones barrieron esos espacios, y mostraron a un Partido Justicialista más debilitado ante un triunfo inaugural del socialismo que, por primera vez, accede a una gobernación. En la provincia de Córdoba, luego de un escrutinio oficial muy extraño por la demora en la información, parece que el oficialismo local ganaría por apenas un punto, la elección. Es oportuno aclarar que el justicialismo cordobés no es muy adicto al gobierno de Kirchner y manifiesta cierta independencia del gobierno central. Demás está decir, que con la cercanía de la victoria y el retraso en contar los votos, el principal opositor y candidato Luis Juez, va a hacer una presentación ante la justicia electoral, para pedir el recuento de los votos. Sin embargo, haya ganado o no la oposición, el resultado de ambas elecciones muestra a un justicialismo que ya no puede garantizar un triunfo seguro en algunas provincias grandes del país. Si a esto se le suma que la identidad peronista estará representada en más de una candidatura presidencial, en diversos aspirantes de gobernador y legisladores, tendremos una expresión del mosaico que muestra a un peronismo dividido. Siempre fue heterodoxo, pero la ausencia de un liderazgo común (el último fue Carlos Menem que duró un tiempo en esa misión), determina que el peronismo ahora marcha sin guía y sin un destino que no sea el sobrevivir para gozar con los beneficios del poder y sin proyecto. Y que constituye el núcleo principal de la crisis política; de aquella crisis que hizo eclosión en el 2001 El otro gran partido nacional es el radicalismo, pero este en una situación peor que su tradicional adversario, ha sufrido una verdadera implosión, desplegando los retazos que se incluyen en otras fuerzas políticas o en la derivación de varias candidaturas que reconocen un mismo origen en aquella legendaria fuerza política, que en su momento expresó el voto universal, obligatorio y el ascenso de las clases medias, en el camino de la consolidación del sistema democrático en nuestro país. Esta crisis está en el fondo de un gobierno nacional que nació y creció sobre la promesa de la superación; dando a entender que estamos ante un salto cualitativo de la historia y que la concertación política podrá elevarse sobre las identidades particulares que padecen el acotamiento o la negación de la representación. Pero el kirchnerismo no hubiera sido posible sin contar con la columna del peronismo tradicional; que mira al gobierno próximo con cierta aprehensión, debido a que sigue creyendo en su potencia hegemónica; cuando la pareja presidencial los invita a participar como uno más en sus propuestas de alianzas. Con esta duplicidad del gobierno respecto del peronismo y la tensión que se provoca desde el mismo como demostración de fuerza; transcurrirá la principal cuestión política en la agenda oficial venidera. Estas dos elecciones pasadas son una prueba de que el peronismo no es lo que era. (Fuente: Ricardo Rouvier)

Comentarios